Aprendiendo a ser dos sin dejar de ser uno primero... Y la tranquilidad, sumada a la seguridad de dar los pasos correctos, me hacen reírme con cierta ternura contagiosa. Y eso se nota.
Equilibrar mi psique, corazón y alma fue una tarea ardua y extensa, pero al fin siento que no perdí el tiempo y disfruto esta felicidad constante, brillante, radiante. Estupefactante!
Ahora queda cuidar el físico. Que no paro de padecer dolores innecesarios, como molesta ya. Así que a entrenar... :)
8/19/2008
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